jueves, 10 de marzo de 2011

Si describo el amanecer que despierta en rumores
o la noche que nadie apaga.
Si nombro los jardines hermanos del rocío
o evoco la distancia que no es olvido,
pero es distancia.
Si canto, todavía, si canto:
¡oh tiempo nunca serás tan largo como el arte!
o me siento y sentencio:
“la envidia del infinito al verme dormido en tus notas”.
Todo aquello, que es nada
no es porque te busque
sino porque esquivo lo inefable.
¿Qué aliento sudará la voluntad?