jueves, 26 de agosto de 2010

Preludio
EL trabalenguas de una conexión,
entre los olores de mis pies y sus palabras.
Involuntario como la contracción de un nervio,
que no carece de voluntad, por lo que observo.
Todos buscamos causar, que desde lo metafísico
representemos una vía cierta de contacto.
Ya, solo y ahora; busco vomitar toda mi incertidumbre y que no se confunda
con un conjunto de caracteres ordenados sistemáticamente, sino
con un pedazo de indecisión que suela ser escupido.


Bienestupidos
Ayer, que presumía estar muerto;
Lo estaba.
Mi respiración se asemejaba a la de un vivo,
pero indudablemente era la de un muerto.
Mis piernas,
parecidas a las que tiemblan.
Claro, me estaba buscando;
por ahí adentro.
Chorreaban de tinta metáforas apestosas que hablaban de un color, de un aroma, una brisa, o un pedazo de carne que me beso una noche egoísta.
¡que lejos caminaba la poesía! Una composición de células muertas soportando la pus de un organismo vivo, así la describía el apartado “b” de todos los exámenes.
Noche de parcial-cuestionario complejo- , bajo el escritorio, dos botellas de vino-escenario casi concreto-. Múltiple choice, dos hojas, una birome y el eco.
El eco de varias vidas buscando una salida en esa entrada.





Shhhhhhhhhhhhhhh
…ser un planeta desorbitado
para acercarme al sol cuando pinte…

lunes, 16 de agosto de 2010

Hoy que aprecié a la belleza en mi cuarto, materializada con su forma más brillante; no logré esconderme. Las metáforas no alcanzaron para describirla, ni siquiera el más intrincado recurso retórico encajaba en su cara de luna. Pálida como la luna blanca hubiese dejado mudo al sofista, sus rasgos concretos no cabían en las abstracciones de Platón.
Su respirar, cual el compás de unos delicados violines, hubiesen inspirado a Pollock y dejado desnuda, humillada toda su vanguardia.
Yo, me desintegraba como un chorro de agua que cae al vacío; bebí toda su libertad, sabía a bosque sin un sólo artificio del hombre. Era la naturaleza misma concentrada en unos labios que ostentaban toda su opulencia.
Su aroma, para que contármelo, si todavía lo siento por todos los rincones. Rojo, amarillo, gris, de bordes violetas; tal vez…
El recuerdo es algo metafísico que necesita manifestarse. Y yo tuve a la belleza acostada en mi cama.

domingo, 15 de agosto de 2010

Fueron esos días donde solías recitar tus prosas silenciosas.
Toda el agua del Paraná quedó reducida a una gota cuando lo relativo apreciaba la pureza de tus versos, que como copas delicadas se confundían en una extraña melodía. Tu mirada de párpados encogidos, cual palabras simples, hubiesen atrapado la atención de Kafka. Tus labios, que practicaban un orden escrupulosamente asimétrico, bien podrían exponerse en una galería a dos pasos del futuro. –a veces no dejaban reconocerse- o siempre.
Tu postura era la de un rey, no sobraban actuaciones pero tampoco escaseaban.- en ocasiones la asocié con seres mitológicos – quizás Virgilio logre convencerme.
En mis tardes más ruidosas corriste por un vaso de agua, por la caricia más simple y cálida.
Supe ahogarme en cursilerías, más falsas que reales, más bien aparentes; indefectiblemente reales.
Aquellas noches que tantas muertes mías apreciaron, con tu paciencia reviviéndome, conocieron tus accidentes, tan suaves que la seda cumpliría el rol de andrajo.
Quisiera ofertar el olvido de mis recuerdos en la vidriera de artículos en liquidación, tal vez yo mismo, cierre el círculo económico.
Yo encorvado, como gárgola, en el vértice más oscuro de mi habitación;
Vos desgarrando tu carne para mostrarme tus órganos más íntimos. “Miralos son tuyos también, burlándote de la naturaleza”, y yo ahí unos pasos al costado de la luz sin poder sentirlos, con mi cerebro obtuso buscando no se que en no se donde de no se cuando.
Una vez escribí algo así;
…me bañé en la orilla de su duda,
tomando por sorpresa sus desnudas expresiones…
Confieso, supe creerle más a mis pupilas dilatadas que a tus manifestaciones más auténticas.
“merde” diría Rimbaud en una ronda de lectura “no te creo, no te creo” con un tono cercano a la desesperación; o así me lo imagino. Esas flores utópicas huelen a mentira diría yo.
Era casi una obviedad el devenir de los acontecimientos;
Vos volando, volando, quizás volando.
Yo encerrado, en una celda casi violenta, examinando las propiedades de mis tripas.

Logré comprender, tal vez sentir sea más agradable.
Rompía el artista la vereda,
seguía el lector sin comprender.
Dibujaba un terremoto.

A una duda exquisita

I
El silencio de una noche ruidosa,
marcaba el paso de una lágrima inalcanzable.
Las luces, artificiales,
espiaban;
Artificiales.
II
Era una noche como aquella
como todas
como esta
como nunca.
III
Caminé por el pasillo de la intriga
soportando el peso, casi nulo,
de una angustia.
IV
Al llegar a la puerta
golpee con vehemencia
las formas del secreto;
Que inmutable se reía,
que inmutable…
Se reía