domingo, 15 de agosto de 2010

A una duda exquisita

I
El silencio de una noche ruidosa,
marcaba el paso de una lágrima inalcanzable.
Las luces, artificiales,
espiaban;
Artificiales.
II
Era una noche como aquella
como todas
como esta
como nunca.
III
Caminé por el pasillo de la intriga
soportando el peso, casi nulo,
de una angustia.
IV
Al llegar a la puerta
golpee con vehemencia
las formas del secreto;
Que inmutable se reía,
que inmutable…
Se reía

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