viernes, 30 de julio de 2010

Plagio de un Ser sin impurezas

I
Transpiré un segundo infinito
alejándome de mi.
La perdí unos pasos;
desconcertada, como un hombre frente a una vida, se mordía,
boca hueca, su amarillenta impaciencia.
Conoció colores húmedos, secos, silvestres.
II
En uno de los secretos de la superficie,
encontró una lápida,
cual un diente de una encía fértil.
III
¡que tristeza esa misma tarde!
de esa noche que perdió su cuerpo.
Fue jugando con un rayo tenue,
que engañada de unos pasos libres,
le entregó al sol su figura imitante.
IV
Ahora,
Como el espacio busca objetos
para manifestar su existencia,
recorre murales altos y bajos,
pisos encerados y harapientos,
noches librescas acariciadas por ojos amarillos,
tardes materas colgadas de verdes risas;
Donde solo encuentra,
los residuos de su inexorable desaparición.

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