viernes, 19 de agosto de 2011

PRINCIPIO
El tren protesta, es una noche de espejo. Del otro lado la misma noche, el mismo tren, el mismo ruido. Acostado revuelve las oraciones, intenta con el azúcar. El mate cocido migró al vacio. En la habitación una cama de plaza y media, un escritorio esquinero, un ropero de rejunte de aserrín. En la cabeza una relación que se intenta condimentar con precio, el deporte como 1000 horas de descanso condensado (la nada absoluta, confiada, el goce supremo), la universidad, el trabajo y la familia (cinturón que ajusta la cultura). La esencia: la ambición. La guerra, la inminente necesidad. Los recursos naturales y los esclavos (recursos naturales). El pacifista enemigo íntimo de su egoísmo y el egoísta tan envidiado por aquellos solidarios (egoístas impotentes). Una misma cuadra agrupa 17 casas de arquitectos analfabetos (comerciantes), con más 699 determinan la calle Presidente Quintana. Presidente de la república entre el 12 de octubre de 1904 y el 25 de enero de 1906; propone a Inglaterra bombardear Rosario (¿y la calle Inglaterra, que no aceptó?). En las cercanías de la barranca, en la costa del río Paraná, florece la nostalgia de un grupo de muertos que fuman cigarros armados y murmuran un asado criollo; el diario anuncia bancos de niebla para esa zona (poca visibilidad; mucho cigarro armado). El barco de 40 días, el avión de 13 horas; desde el puerto o aeropuerto. Seriamente los delegados del tiempo discuten el panorama adverso; el momento, la perla postmoderna. Los metros miden centímetros. La novedad de la dialéctica debuta en cine Heráclito y expertos en telecomunicaciones anuncian prominentes progresos en relaciones bisexuales. Los poetas reencarnan en excusados donde la honestidad se sincera aun en olores. Por un camino angosto el frío suele ser más ligero y caminar por delante de los excursionistas, por detrás suele caminar la belleza (existe pero no funciona el decodificador). La ansiedad, el escape constante, el repique de un pie contra el cerámico; la quietud, el escape triunfado, el repique del recuerdo contra el cajón. La vida el velorio de la felicidad (¿un axioma debatido en el laboratorio de la no existencia?). La mirada de los cantores distraída en algún bolsillo del vacío; la voz fornicando con el quejido de los violines.
FIN

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